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«El curriculum de todos» de Campofrío. El listón estaba demasiado alto.

Campofrío ha conseguido en tan sólo dos años lo que muchas empresas llevan buscando toda la vida. Y es crear uno de los spots «esperados» de la Navidad. Hasta ahora tan sólo Freixenet y el anuncio de la Lotería de Navidad tenían ese privilegio, pero Campofrío ha sabido con maestría subirse al carro. Los agraciados con este premio, obtienen una descomunan campaña publicitaria en todos los medios de comuncicación, por la patilla.

El año pasado, la agencia McCann Erickson nos sorprendió con el famoso «Cómicos«, un homenaje al genial Gila envuelto en chopped, que nos cautivó a todos. Este año Campofrío repite agencia, y vuelven con «El curriculum de todos» (#elcurriculumdetodos), protagonizado por Alfonso Aragón, Fofito, en donde aparece redactando a la antigua usanza el curriculum de España, bajo el genial pasodoble «Suspiros de España» del genial Antonio Álvarez Alonso. Aquí tenéis el spot:

Lo primero que me llama la atención es el extraordinario «parecido» al famoso vídeo de Grant Thornton, «La crisis española desde un punto de vista diferente«. Vamos, que sin llegar a ser un plagio, al menos creo que un poco inspirado sí está. Juzgad vosotros mismos:

Debo ser una persona extraña y sin sentimientos, pues a tenor de la buena acogida que está teniendo el spot en las redes sociales, la campaña apunta a otro éxito. Pero a mí no me ha gustado nada. Creo que es de esos spots que pretende tocarnos la fibra a base de tópicos ya demasiado explotados, sin aportar nada nuevo.

La sensación continua que tengo al verlo, es que nada es original. Todas las frases son muy típicas (lo de la abuela con toda la carga familiar en su pensión huele ya un poco), y apenas aportan nada nuevo. Tan sólo sorprenden frases como «Hemos exportado la mejor generación de jóvenes…«, que según los últimos informes PISA, dejan un poco en evidencia tal afirmación. El rodaje corre a cargo de Icíar Bollaín, pero a mi juicio está demasiado inspirado en el genial trabajo del año pasado de Alex de la Iglesia.

El final es raro y forzado. Hago un curriculum y se lo envío a las entidades extranjeras que supuestamente han creado la crisis, adjuntando productos Campofrío (salchichón, chorizo…). Y culpan de la crisis sólo a entidades externas, como si nosotros aquí no hubiéramos hecho nada malo… Creo que eso es distorsionar bastante la realidad. Para enviar chorizo a alguien, no hacía falta gastar mucho en sellos: aquí en España teníamos unos cuantos candidatos.

En cuanto al elenco de actores y cómicos, comentar que algunos huelen ya un poco. Santiago, tío, ¡pareces Dios! ¡Estás en todas partes!. Mira que te admiro, pero creo que deberías empezar a dosificarte un poco, ¿no crees?. Y eso que tus frases «Siete óscares de Hollywood, que no son más porque Torrente subtitulado pierde un poco…» o «¿Infraestructuras?, aquí tenemos aeropuertos para aburrir» son lo mejor del spot. En fin, que como el año pasado les funcionó lo de los cómicos, pues este año han apostado por la misma idea. Pero eso no es innovar. De hecho, ciertas imágenes del spot son una copia de las del año pasado, como por ejemplo el detalle de la flor en la solapa de Fofito que desprende un chorro de agua, secuencia que se repite en los dos spots.

Por otro lado, no quito mérito a los publicistas por haber conseguido lo que comentaba al principio del post, más aún siendo un producto con tan poca vinculación navideña. Y haber conseguido eso, es para quitarse el sombrero. Felicidades pues a McCann Erickson, artífices del milagro.

Por último comentar que Campofrío ha anunciado que donará 1€ a Cruz Roja por cada tuit que contenga el hashtag #elcurriculumdetodos. A estas alturas, que vayan preparando el talón, pues lleva unos días como Trending Topic en Twitter. Los 1.800 trabajadores afectados por el ERE de Campofrío comprenden perfectamente que se destine esa ayuda a los demás.

El Club Carrefour y sus inútiles cupones descuento

Carrefour, como la mayoría de cadenas de hipermercados y supermercados, dispone de una tarjeta de cliente que a medida que vas comprando, acumulas un pequeño porcentaje de tus compras para que lo reinviertas allí cada cierto tiempo. Es la tarjeta Club Carrefour.

Y además, cada vez que realizas un compra, te entregan unos cupones de descuento para utilizar en las próximas compras, que pretenden fidelizar al cliente. Y a estos cupones les dedico hoy mi post.

Sistema de fidelización de Clientes de Carrefour

Este sistema de fidelización de clientes me parece muy acertado, pues potencialmente pueden crear el suficiente efecto reclamo para que vuelvas.

Pero el problema es que la mayoría de las veces, los cupones ofrecen descuentos sobre productos que no necesitamos, y por tanto Carrefour desperdicia la ocasión de fidelizarnos. Y es ahí donde creo que se equivocan.

Desaprovechando el canal

Para tener acceso a esas ofertas, al pasar por caja te solicitan la tarjeta Club Carrefour, y de esa manera asocian tu compra a tu perfil. Por tanto, Carrefour sabe perfectamente qué compramos y con qué frecuencia.

Si yo en todas mis compras me llevo siempre un determinado producto, ¿por qué no me hacen una oferta sobre esos mismos productos, que saben que son los que sí se los voy a comprar?. Haciéndolo así, las probabilidades de que la próxima compra vuelva, son mayores, pues querré aprovechar la oferta.

Y si sabes que cada mes compro un determinado producto, ¿por qué no me lo ofertan para que lo compre antes de tiempo? Y voy más lejos: si ellos detectan que yo he dejado de comprar un determinado producto que antes compraba asiduamente y que a ellos les interese que vuelva a comprar, ¿por qué no incentivan el que vuelva a comprarlo? Al final decidiré yo, pero está claro que despierta mucho mayor interés la oferta de un producto que consumo o he consumido habitualmente, que uno que no me diga nada.

Y rizando el rizo, también podrían saber qué vamos a necesitar a futuro. Por ejemplo, si yo empiezo a comprar con asiduidad pañales de recién nacido, podría significar que acabo de tener un hijo, por lo que podrían inferir qué cosas voy a necesitar a futuro (pañales de tallas mayores, toallitas, ropita, juguetes, etc…) y hacerme ofertas sobre ellas en función de la edad del bebé. O si por ejemplo empiezo a comprar comida dietética, podrían deducir que me he puesto a régimen, y hacerme ofertas relacionadas.

Si Carrefour dispone de toda esa información, ¿por qué no la utiliza para fidelizar realmente al cliente? Dejen de ofrecerme cosas que no necesito, y háganme ofertas interesantes.

Conclusión

Lo que quiero decir con todo esto es que creo que este sistema tiene un enorme potencial de fidelización de clientes, pero pienso que Carrefour lo está desaprovechando. Sus ofertas en los cupones parecen estar más basadas en las promociones que les realizan a ellos los propios productores y fabricantes, que en las necesidades reales de los consumidores. Y eso es un filón que están desperdiciando, pues tienen toda la infraestructura necesaria para acometerlo con éxito.

Surtidores «confusos» en estaciones de servicio BP

Estamos en una estación de servicio BP. Uno de estos dos surtidores es más caro que el otro. ¿Cuál diríais que es el más caro?

La palabra «plus» asociada al nombre de un producto, le confiere implícitamente un valor añadido con respecto al normal. ¿Qué combustible es entonces mejor? ¿El Diesel o el Diesel Plus? Pues BP nombra a su gasóleo normal como «plus«, y al que en teoría es mejor, sólo le pone una etiqueta con una leyenda que dice «ultimate«, pero deja desnuda la palabra «Diesel».

¿Publicidad engañosa? Pues no estrictamente, pero no es evidente la diferencia entre ambos, y más de uno se habrá equivocado. El objetivo parece crear una confusión que les beneficia.

Demasiadas veces vemos prácticas como estas, en las que siempre sale perjudicado el consumidor.

La información al familiar en un servicio de Urgencias

Recientemente tuve que acudir al servicio de Urgencias del Hospital Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes, en Madrid, por un problema relativo a un familiar.

He de decir que el trato en dicho Hospital fue excepcional, pues cada una de las personas que nos trató, desde la recepcionista, hasta los médicos, enfermeras, camilleros, etc… todos, mostraron una exquisita educación, y sobre todo una enorme profesionalidad.

Pero dicho esto, quería comentar una cosa que no me gustó, y que creo que es algo común a todos los hospitales y clínicas de este país. Y es en relación a la información que reciben los familiares de los pacientes mientras están en la sala de espera.

No hay nada más desesperante que estar en una sala de espera de un hospital y no saber absolutamente nada de tu familiar. Es tan fundamental la comunicación en esos momentos, que creo fundamental la figura del informador en todos los servicios de Urgencias. Alguien que tenga conocimiento actualizado de cualquier actuación que se realice con los pacientes, y que informe proactivamente a los familiares, sin necesidad de que ellos le pregunten. Incluso informar cuando no haya novedades. A veces un «sigue en observación», o un «está pendiente de hacerse tal prueba», son suficientes para calmar la tensión de la espera.

En mi caso concreto, después de 3 horas de espera, me llamaron para decir que ya estaba todo resuelto. Y efectivamente, estaba todo, pero los nervios que pasé durante esas 3 horas, no se los deseo a nadie. Y esos nervios podrían haberse disipado si alguien me hubiera informado puntualmente de las cosas que iban sucediendo, y que desde el principio apuntaban a que no había ningún peligro para el paciente.

Sé que ese trabajo a veces lo desempeñan las personas que están en recepción, pero muchas veces es insuficiente, pues apenas tienen información, y su cometido suele ser otro. Además, si les preguntas, siempre tienes la sensación de ser un plasta pesado neurótico, y estar molestando al personal, cuando no debiera ser así.

Por supuesto que lo fundamental es la atención médica, pero creo que debemos empezar a cuidar también este otro tipo de detalles. Estamos en el siglo XXI, y en algo se tiene que notar.

La «delimitada» libertad de expresión en meneame.net

Hace poco analizaba en un post cómo era el usuario tipo en el portal de noticias meneame.net.

A modo de experiencia, me creé un usuario en este portal, y empecé a participar en él, votando noticias, realizando comentarios y valorando los comentarios de los demás. No envié ninguna noticia, pues no me fue necesario para mi experimento. (Por cierto, después de un tiempo participando en él, me he dado cuenta de que los comentarios son las esencia de este portal, cuando al principio pensaba que eran las noticias en sí).

Y tras mi experiencia, he llegado a una importante conclusión, y es que por el propio funcionamiento del portal, la libertad de expresión en meneame.net está delimitada si no piensas igual que el resto, y tiene un coste: quedarte fuera.

Como sabéis, meneame.net es un portal en donde la gente propone noticias, y los demás las votan y las comentan, de tal manera que en cada momento se forma una portada dinámica con noticias que interesan al colectivo, y que no tienen por qué ser las mismas que aparecen en los diarios generalistas. Funciona con algo que ellos han denominan el karma, que es algo así como tu reputación en el portal. Y el karma es algo que varía diariamente, en función de los comentarios que hayas hecho, de las votaciones que hayan hecho sobre tus comentarios, del éxito de las noticias que hayas enviado, de las que hayas votado… en fin, hay muchos elementos que influyen en ese cálculo. Cuanto más karma tienes, más «prestigio» tienes en el portal.

Pero ocurre una cosa: si tu karma disminuye considerablemente, vas perdiendo derechos en el portal. Primero no puedes votar comentarios de los demás, luego no puedes enviar noticias, y por último no puedes realizar comentarios. Por tanto, si quieres expresar tu opinión sobre un tema que difiera de la línea de pensamiento homogéneo del portal, pues sencillamente eres «aniquilado» del sistema. Empiezan a votarte negativamente, y tu karma empieza a bajar, hasta llegar a perder derechos, que equivale a ponerte una mordaza. Resulta que por expresar tu opinión, eres acallado.

Eso crea además el efecto «tarjeta amarilla». Puedes seguir votando noticias, y poco a poco recuperarás el karma, pero antes de volver a hacer un comentario que difiera de la línea de ese colectivo, si quieres seguir participando en él, te lo piensas dos veces. Y lo más normal es que no vuelvas a entrar ahí, pues pienses que no merece la pena. A más de uno le ha pasado. Eso en mi pueblo se llama coartar la libertad de expresión. A mí me ha pasado, y ya no vuelvo.

Y no culpo de ello a los usuarios, que son libres de expresarse como quieran, y de votar negativamente a lo que consideren. El problema es del portal en sí. Su política de karma es «represora». Han creado un sistema endogámico, de tal manera que el que no piense de una forma más o menos homogénea al grupo, es rechazado. Y probablemente no lo hayan hecho así a propósito. Simplemente es el resultado de su idea. Por ello tampoco les culpo.

Y es una pena. El portal funcionará muy bien, pero la gente que no piense como ellos, apenas tiene voz. Pueden expresarse una vez, pero no tendrán una segunda oportunidad. Por eso el usuario tipo meneame es tan homogéneo: porque el sistema no permite que nadie lo altere.


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